Recesión de Juan Manuel Lázaro

Hasta los cuervos picotean las cerezas Portada del nuevo libro de JM. Prado-Antúnez, creada por Paz Alonso TITULO: HASTA LOS CUERVOS PICOTEAN LAS CEREZAS AUTOR: JOSE MANUEL PRADO ANTÚNEZ EDITORIAL: GRAN VIA NÚMERO DE PÁGINAS: 353 ISBN: 978-84-939463-3-3 Como el día va hoy de recomendar libros de amigos y de gente cercana, vayamos a por HASTA LOS CUERVOS PICOTEAN LAS CEREZAS, que es la primera novela de Prado Antúne, que no su primer libro (cosas muy diferentes). Desde la primera hasta la última hoja sabemos perfectamente que la novela es del autor arandino Prado Antúnez por su manera inconfundible de escribir y usar el lenguaje con sinceras pinceladas de sinceridad, contundencia y un uso enormemente rico, y correcto, de la palabra. Los juegos de significados abundan por doquier en una novela bien estructurada que nos lleva hacia delante y hacia detrás de forma constante, en el escenario en el que desenvuelve la acción, a medio camino entre Berlangas, Aranda y Burgos. A medio camino entre la novela negra, ya que el trashunto de la misma es el extraño accidente de Javier (el protagonista principal, aunque su implicación entre las páginas, no sea muy abundante), y la novela de costumbres, debido a la cotidianiedad de la que hace gala en casi todos los pasajes de la misma; tiene tintes también burlescos hacia la sociedad de hoy en día y un toque picante que hace que la trama crezca o gane en riqueza compositiva. La pléyade de personajes secundarios (que no lo son a la manera tradicional) se convierten en protagonistas corales de una disputa en la que están dispuestos a todo con tal de alcanzar sus objetivos. Son como cuervos dispuestos a sacarse los ojos. Los hechos que ocurren con un marcado localismo, en la novela, podrían ocurrir, y de echo, ocurren en cualquier lugar, por lo que podemos hablar de un libro con carácter universal y con una estructura más o menos cíclica y muy bien organizada. En ella encontrarán traiciones, desengaños, muerte, luchas de poder, erotismo..., la vida en si misma y sin contemplaciones. Una muy buena novela que leí en su primera versión y que como los buenos vinos, ha ganado con las sucesivas revisiones y el tiempo.

Recesión de Vicente Torres para Peridista Digital

'Hasta los cuervos picotean las cerezas', de José Manuel Prado-Antúnez 04.07.12 | 10:21. Archivado en Novedades Ficha técnica Título: Hasta los cuervos picotean las cerezas Autor: José Manuel Prado-Antúnez Editorial: Gran Vía 356 páginas 20 euros La historia que nos propone Prado-Antúnez es un compendio de pasiones bajas y vilezas sin cuento. ¿Ve así al mundo el autor? Probablemente da a entender a donde llevan las ambiciones desmedidas y el disfrute del poder. Ocurre también que aunque no sean muchos los que llegan a los extremos de los cuervos de esta novela, sí es cierto que esta posibilidad está latente en más gente de la que parece. Sólo es necesario que se den las condiciones adecuadas para que aflore toda esa vileza que esconden tantos corazones, a menudo sin que sus dueños lo sepan, puesto que el ser humano, como todo el mundo sabe, necesita creerse bueno. El arranque de la novela tiene un ritmo que recuerda al de El Aleph. El argumento se basa en la muerte por accidente automovilístico de Javier y su esposa, que piensa que ha sido asesinado, planea la venganza y comienza a mover hilos. Es cuando entran en acción los cuervos, todos los personajes que han podido estar implicados en el supuesto crimen. Entre todos van aportando datos que permiten discernir el tipo de relación que hubo entre ellos. Todos se acusan unos a otros. En la página 330 hay una frase que conviene comentar. Dice así: ¡La vida siempre es más justa que los jueces! Entendida en términos amplios, es cierta, o por lo menos entronca con lo que algunos de los más sabios han dicho sobre el particular. Para Goethe, por ejemplo, la más cruel de las venganzas consiste en no vengarse. La justicia de los jueces es humana y, por tanto, llena de lagunas y errores. Si la frase se toma en sentido mundano, no es cierta, puesto que muchos crímenes quedan impunes y los criminales pueden vivir una vida aparentemente cómoda. El lenguaje del libro es innovador, envolvente, tortuoso muchas veces, siempre rotundo. El lenguaje es el sello del autor. En el capítulo de los agradecimientos figuran nombres tan consagrados en la literatura española como Marta Rivera de la Cruz, David Torres, Apuleto Soto y Juan Bas, entre otros. Vicente Torres

PROXIMAMENTE: HASTA LOS CUERVOS PICOTEAN LAS CEREZAS

A fin de este mes de mayo aparecerá la segunda novela de JM. prado - Antúnez y que lleva por título "Hasta los cuervos picotean las cerezas". La novela va a ser publicada por la editorial Gran Vía de Burgos, como lo fue el último libro de poemas, Perdurablemente Anfetamínico.

La novela es de costumbres o negra, quizá, o puede que tenga mucho de teatro y poco de novela. El argumento es muy simple: un accidente de tráfico destapa un entramado de relaciones extrañas, que provocan que la mujer de quien muere en el accidente, sospeche que es más que un accidente. Precisa vengarse y pide nombres a su primo, que se los da. Pero... Como Hamlet siempre hay un deseo de venganza por parte de esta mujer, pero no duda: se venga aunque sea sobre la inocencia. Así descubre a sus compañeros de viaje, dos personas inocentes que se van convirtiendo en reos de una culpabilidad que no le es propia. Y el muerto en accidente, que como un Drácula, no comparece nada o muy poco en la novela, pero se erige en protagonista por completo. Y lo cierto es que a todo el que se arrima a su historia de accidentes y muerte, lo fagocita como el propio conde vaciaba de vida a sus víctimas. Y, por último, como el teatrillo de polichinelas, comparecen una serie de malvados y valientes con los inocentes, como licántropos, en manada, protagonistas de la nada, que buscan la fotografía social, ser famosos por un día. Y esta necesidad, los lleva a convertirse en lo que son, asesinos despiadados, que no les importa para nada, nadie. La novela comenzó a gestarse en el 2004, cuando se puso la primera palabra en un folio en blanco y se terminó en agosto del 2010. Los dos últimos años, han sido de arreglos y redistribuciones, de borradores y nuevos párrafos, de casi una novela nueva, que nada tiene que ver con la que se inició con aquella primera palabra en 2004. El autor se confiesa muy satisfecho con el resultado y con ganas de que los lectores la disfruten.

La poetización de la inocencia en JM. Prado – Antúnez o sólo se muere una vez

-          JM. Prado – Antúnez ha sido calificado de muchas maneras en su hacer poético,raro, inusual, complejo, ininteligible...
-          Efectivamente son muchos los calificativos con los que se ha definido mi poesía. No quiero hacer una poesía al uso y con la corriente. Quizá por un espíritu de contradicción he decidido nadar contra la corriente. Busco otorgar a la palabra un valor nuevo, que nos permita, tanto al lector como a mí, modificar sustancialmente el lugar desde el que contemplar la realidad, esta realidad que nos ex – tresa al estresarnos.
-          Y, ¿Cuál es ese lugar?
-          La sur – realidad por supuesto. Un lugar virtual en el que muera la humanidad y renazca el individuo con su propia inocencia y como si propusiera el nombre a las cosas por vez primera. Ese individuo soy yo y es mi manera de hacer poesía e invito a las personas, a través de la poesía, a la superación del complejo de Edipo, a la muerte simbólica de la humanidad, para que se encuentren ante la novedad de la palabra irracional y del asombro.
-          Irracionalidad, asombro...
-          Las cosas dejaron de asombrarnos desde que se inventó el viaje espacial. Nada de lo que hay es capaz de modificar el asombro del hombre. Debemos hacer que el hombre se asombre por otras cosas distintas. Que mejor que el mismísimo hombre, el mismo, su inconsciente colectivo en este caso. Aquello que es deseo, pasión, impulsividad, pero que pertenece a la totalidad de individuos y por ello se convierte en lo in - conseguible, a no ser que rompas las barreras de lo normativo y busques instituir a la palabra de un valor nuevo, distinto, trasgresor. La palabra antes de que fuese hollada por cualquier hombre. Mi poesía intenta buscar y robar la inocencia de quien la lee para hacérsela patente. Es una invitación a un festín y a una orgía lingüística
-          No es muy ortodoxo..
-          Al contrario, deseo romper las ortodoxias y buscar una nueva forma o vía, re - fundacionar los viejos arquetipos olvidados y desgastados de la humanidad. Deseo recoger lo mejor de todo lo habido hasta el momento. Un eclecticismo puro y duro. No olvido y recuerdo que la persona ecléctica es aquella que se quiere quedar con lo mejor, lo más propio entre lo que queda a los extremos, la inocencia.
-          Pero, no me ha quedado claro de que van sus poemas...
-          Intento que mis poemas hablen del deseo, por supuesto, del fracaso, por supuesto. Pero no desde el deseo y el fracaso. Mis poemas hablan del agua que se desborda de un vaso, por ser metafórico, pero no en cuanto estuvo en el vaso, sino en cuanto que es agua desbordada y rodea al vaso. Quizá pudieran hablar de la huella, del rastro que queda en ella cuando era una gota en ese vaso y a punto del derrame, pero ha perdido el contexto. Huella y pérdida, poesía del rastro. La poesía que intento realizar habla del rastro de carmín en una taza de café cuando ya no hay a quién achacarle el rastro.
-¿Cómo construye sus poemas, es lo que deseo saber?
- Desde la total improvisación, como una sesión de jazz, como en una “jazz – session”. Las palabras van surgiendo improvisadamente, espontáneamente, sin conciencia de su ligazón, de su “hilvanamiento”. Las palabras son como los instrumentos, cada una con su música, y las permito entrar cuando lo desean y quieren, sin limitaciones sintácticas o semánticas. El resultado final, con su concordancia o su disonancia, con su reflexividad o ironía, con su eroticidad o su “envelamiento”, lo pondrá el conjunto del libro, el lector cuando lo escuche. Es preferible que este lector lea en voz alta y escuche, se escuche, como si asaltara territorios abisales sin uniformidad, con pies de plomo quizá, y se sienta incomprendido en ese espacio, como el propio autor e intente salir por el único resquicio de esperanza que queda...
-          ¿Qué es?
-  Debe leerse el libro
-          Ha repetido en varias ocasiones inocencia...
-          Me gusta esa visión del hombre como un ser de inocencia, de bondad absoluta, que haga lo que haga no hay culpabilidad porque todo lo hace para volver al origen de la vida. Al origen mismo del nacimiento de la palabra. Me gusta definir mi poesía actual como un atraco a inocencia poética alevosa.
-          Por qué no es usted más entendible, por favor, que todo el mundo le achaca la inteligibilidad...
-          Lo sé, que es uno de los sambenitos que me han colgado, un prejuicio. Creo que es un prejuicio, sin más. La inteligibilidad surge, a mi modo de ver, de la propia materia  a poetizar, ese rastro que busco en la realidad. Una vez dije que pretendía recoger la imagen que ve una pupila cuando desaparece el objeto que la produjo. Y no quiero privar al lector del asombro en la lectura, de la dificultad de leer. Hablar de la facilitar al lector la tarea de leer, me parece demagógico. No quiero escribir primero y deglutir mi escritura como lector para volver a escribir lo que creo que se debe entender y dirigir la lectura por mis propios derroteros. Para eso, ni se necesita un lector ni uno se desenvuelve como escritor. Sería otra cosa... un comentador de textos.
-          Entonces, su poesía es improvisación, espontaneidad e inocencia...
-          Esas tres palabras van amalgamadas en mi poética o son el fundamento de  mi poesía. Escribir desde la improvisación, permitir que acceda la espontaneidad  y dote de sentido al “palabreo”, y que la inocencia quiera manifestarse a través de ello. Existencial.
-          De usted ha dicho Leopoldo de Luis que es “un poeta verdadero que construye destruyendo, que es la manera más fecunda de otorgar valor a la palabra”.
-          Agradezco enormemente las palabras de Don Leopoldo de Luis, que es un gran poeta. Las acojo desde la más absoluta humildad, porque a mí me falta recorrer un gran camino para llegar a la mitad de altura de ese gran maestro, maravilloso, al que aprecio y profeso un cariño enorme.  De igual manera que agradezco el prólogo de Xulio L. Valcárcel, en el que se nota el cariño que me tiene.
-          En qué trabajamos ahora...
-          En la corrección e infinitas relecturas de un nuevo manuscrito que lleva un título no definitivo de “Perdurablemente anfetamínico” y en ser feliz aceptando la vida con un sí eterno, como quería Unamuno.
Que sólo se muere una vez.

CULTURA

Prado-Antúnez convierte a su generación en personaje poético

El autor ribereño presenta su nuevo poemario, ‘Perdurablemente anfetamínico’, este jueves

A.S.R. / Burgos
Prado-Antúnez define como generación que nunca llegará a nada a la suya, a la de los nacidos en torno a 1963, y a estos perdedores convierte en protagonistas en su nuevo poemario, Perdurablemente anfetamínico (Editorial Gran Vía). «Estamos al borde de todos los acantilados, de todos los precipicios, pero no damos el salto», se explica el profesor, que presentará el volumen el jueves en la Sala Polisón del Teatro Principal (20 horas) acompañado por el editor, Eduardo Munguía, y por Ramiro Lagos, poeta y profesor emérito de Literatura Hispanoamericana y Español de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos.
a del Norte en Estados Unidos.
Ese personaje del 63 se pasea por estas páginas como si lo hiciera subido en una montaña rusa. De ahí el título: «Los poemas hablan de la propia vida, con sus altibajos, unas veces estás arriba y muy feliz y parece que estás en una burbuja maravillosa y, de repente, la misma vida te baja y te deja tirado y no sabes dónde estás. Son los mismos efectos presupuestos a la anfetamina.

La primera palabra alude a Espinoza y su idea de que al hombre le gusta perdurar en la existencia. Se juntaron estos dos términos que además parecen antitéticos porque está la positividad y la negatividad, aunque el libro es más positivo».

PUBLICADO EN EL CORREO DE BURGOS EL

PERDURABLEMENTE ANFETAMÍNICO, por Apuleyo SOTO

José Manuel Prado-Antúnez, vasco-gallego afincado como profesor de Instituto en la Ribera Arandina del Duero, es un poeta duro, caprichoso, irreverente, iconoclasta, personalísimo. Maneja el verso como la horma de su alma, un alma meditativa, atormentada, desasosegada y erizada de preguntas. Prado-Antúnez, que desde que le conozco -y ya van bastantes años- anda en búsqueda y captura de sí mismo, protagonizará las Veladas Poéticas de este noviembre azacaneado en el salón de actos de Caja Segovia, organizadas con el marchamo de IE University. Largo octubre en el instante, Correrá la caricia por mi castro, Hesíodo, Baquiana ,y, ahora, Perduramente anfetamínico (Gran Vía editorial, 2009) son títulos que hablan por sí solos y abonan su carrera de fondo de escritor.
No, no es nada ameno ni florido este Prado representante de una generación, la suya de 1963, a la que califica de "perdedora": "Estamos al borde de todos los acantilados, pero no damos el salto", dice. Y entonces se desnuda ante el lector perplejo y le muestra las heridas y fracturas que le ha infligido la vida, aunque nunca sabremos si es el filósofo cínico el que habla o el Job de todas las desgracias y abandonos el que se queja. Porque habla y habla, atropellándose en las locuciones, y se hace el harakiri en público, en la asamblea de los letraheridos, y se desboca y se desangra por la palabra y por la pluma, y se exhibe como un loco de atar a trompicones, pero descarga su rifle bífido contra todo lo creado, desdeñando los halagos y sintiéndose, sin embargo, necesitado y acreedor de ellos.

Prado-Antúnez es el espejo carnal y descarnado de los jóvenes de los ochenta, mimados pero insatisfechos, perdurablemente ansiosos, "perdurablemente anfetamínicos", que guardan una soterraña ternura desvalida y no se atreven a manifestarla sino a la contra, con insolencia, con desparpajo, tirando a dar a la sociedad que no supo ni pudo educarlos. Y resulta que tienen la piel más dura que un galápago.

Yo he asistido a las sucesivas crisis de este hombre en pie de lucha con el lenguaje, que ha madurado tarde pero profundamente como el membrillo. Y su poemario es el reflejo. Un poemario abstruso, difuso y confuso para el que no lo conozca, aunque luminosamente revelador para el que haya seguido su evolución. En él se autolapida y se autodestruye, pero también se autodisculpa y se autoestima. O sea, que está en contradicción consigo mismo, cual hijo de vecino. Y es que escribe "a dentelladas" como Miguel Hernández y grita como Munch y Chagall. Y se retrata sin pudor. Leerlo.

Presentación de Perdurablemente anfetamínico en Burgos por Ramiro Lagos

Me es grato participar en el lanzamiento del libro poético de Manuel Prado-Antúnez, originalmente titulado PERDURABLEMENTE ANFETAMINICO. Y comienzo por referirme a las primeras páginas en que el autor proyecta su personalidad atormentada por circunstancias que lo rodearon desde el primer relámpago psicológico en su niñez.

Nace en una ciudad flotante como un rió, Aranda del Duero. Allí “Salitre y sangre, muere la ola y yo nazco”, dice. Su infancia ardiente y hostil” marca el destino a seguir y contribuye a su cosmovisión poética. En su obra resalta su rebeldía, su imprecación, su denuncia y su asiduo manifestarse en el centro nervioso de su canto cargado de patéticos significados y significantes.

El caudal temático de sus ondas líricas me anima a navegar con el poeta después de comprender sus palabras enardecidas y cáusticas. Las de su río genético que confiere al vate una robusta voz autóctona de sus remansos que se salen de cauce, para convertirse en calas urbanas de su ciudad-madre. Allí en su tierra, con voz bronca se hace sentir con lánguido optimismo, esperando en su garganta su estrella anhelada, para ver la urbe, no beata y blasfema bajo la negra estrella, sino señera, diafanizada y con mirada clara. Todo parece indicar que el poeta vela por su ciudad, aspirando a que se le recuerde al menos a través de los lampos claro-oscuros de su poesía.

Portavoz de sus sagas biográficas y de los hitos históricos de su España fragmentada ,rotos los cristales de su alma dolida, el poeta pregona un testimonio lírico de circunsancialidades vulneradas por el destino y así logra conmover al lector, para hacerlo solidario de sus manifiestos. Me sorprende que este poeta, superada la violencia después de la paz armada insista en testimoniar lejanos episodios pronunciándose contra ciertas carabinas alusivas al pasado sombrío de su tierra, para culpar a sus antepasados del tremendismo atrincherado en una historia repudiada. En

La expresión de estas reminiscencias, el poeta no agota su desvelo sino que a la sombra de su la negra luna fóbica y maldita, rompe el tiempo para seguir pregonando su mensaje bajo el cielo rojo o plomizo vulnerado. Consciente de que la violencia existe desde sus antepasado, el poeta parece

Encararse frente al espectro de la historia para inculparla ante la efigie del levita cómplice.

“A mi pupila la educa de barbarie, la postra

Ante un altar, de hinojos, el sacerdote la encorva”.

Cada poema de Manuel Prado-Antúnez nos traslada a un escenario de su conciencia dolida sin olvidarse tampoco la de la historia global, como espejo de su drama y así respira por su herida:

“Os doy la espuma y la lagrima que alimenta

A este cirrótico hígado como la plaga bíblica”-

Los poemas que he leído del poeta de Aranda del Duero me han dado la sensación de brotes de angustia existencial compartida con reminiscencias cíclicas que le dan vuelta a su cabeza tensa. Sus recuerdos los poematiza dentro de su vía crucis, deambulando piedra como un sonámbulo en su vieja ciudad castellana. En sus versos se refiera con reiteración a su vía crucis, “vía crucis de niebla” y en ese vía crucis encuentra a su cristo lacerado.

Al referirse a la ensangrentada tierra de cruces sin soles, no se aleja el poeta de la alusión al Dios escondido y mudo, pero su reacción escéptica es decepcionante. No encuentra a Dios y así lo confiesa.

“En el camino no hay Dios ni misterio.

Deja a Dios tan lejos, silente.

Alejándose de Dios o Dios alejándose del poeta, se advierte en el la angustia existencial, lo que lo hace pensar en su fatalidad sombría.

Falleceré en una noche de alcohol y letrinas,

En un calvario: cruz de sombras.

No puede ser tan atormentado el destino de un poeta que concibe la vida y el amor con el aditamento de “vida perra” y “amor perro y seguramente el perro destino con tan gris fatalismo y perturbación espiritual. Con todo, hay manifestaciones en que la ingenua luz asume su papel místico para alumbrarle sus ojos en estos versos

“La luz prendida, soy el niño

Que escuchara caer el hacha de piedra, larga dilación

Sobre la fe de escarcha y un verso ciego”-

Sin haber leído de par en par su poemario, saco la conclusión de que el poeta atormentado de Aranda del Duero ha mantenido una lucha tenaz interna y externa que da dimensión descomunal a su voz para el logro lírico de su meta: Venderle al mejor mundo, su “epopeya laxa”.



Ramiro Lagos, Burgos, España, Junio 25 del 2009